Adoptar nuevos hábitos alimenticios y de vida saludable implica entender las necesidades físicas, nutricionales y emocionales propias. Es necesario plantearse el contexto actual y valorar qué cambios se pueden hacer a largo plazo, y qué beneficios se quieren obtener.
Es necesario trabajar con pautas pautas progresivas que incluyan un aprendizaje sobre la salud de la persona y lo que necesita.